El gran secuestro del siglo por parte del Populismo

El gran secuestro del siglo por parte del Populismo

Hoy vivimos entre discursos trasnochados y obsoletos que hacen referencia de la derecha como la rama de la oligarquía y a la izquierda como una ideología fracasada. Cuando en verdad no caemos en cuenta que en nuestro país desgraciadamente las ideologías han sido secuestradas y utilizadas por populistas que ante la necesidad de un pueblo herido, humillado y sin oportunidades abusan de ese sufrimiento y lo convierten en herramienta para sembrar odio entre clases sociales.

Para nadie es un secreto que en el Ecuador al igual que en America Latina, han habido empresarios que se han aprovechado de sus empleados haciéndolos trabajar por un sueldo indigno; pero de ahí decir que aquello redunda en la gran mayoría es un error tan grave como asegurar que todos los trabajadores quieren abusar de sus patrones. Siempre habrán sinvergüenzas que quieran sacar provecho de los escenarios laborales, de las leyes y de la necesidad de otro ser humano para ganar más dinero, pero no debemos tomarlo como la regla sino como lamentables excepciones;  por ello debemos entender todos que la única forma de sacar a un país adelante es estimulando el desarrollo del capital, tanto humano como económico. Las ideologías no son más que un conjunto de ideas para fomentar ese estímulo, teniendo por delante siempre el concepto de sacarle el máximo provecho. Esas ideas deben apuntar a priorizar y usar dichos capitales de una manera adecuada para sacar al país adelante.

En materia de ideologías políticas, tanto la derecha como la izquierda deben tener como prioridad mejorar la vida de sus ciudadanos; la diferencia se encuentra en el enfoque de cómo hacerlo. La Izquierda tiende más al colectivismo mientras que la derecha al individualismo pero ambas desde sus principios buscan el desarrollo de la sociedad. Dicho esto, para generar más empleo y recolectar a la larga más impuestos se necesitan empresarios y emprendedores. Para ello, es vital eliminar tanta burocracia e impuestos que impiden el desarrollo de nuevos puestos de trabajos. El Estado debe ser siempre el árbitro y asegurarse de que la cancha no esté inclinada para evitar abusos, pero nunca puede convertirse en jugador, porque ahí deja de regular y se convierte en parte.

El pueblo no necesita de bonos, que a la larga son dádivas que otorgan los politicos con el protervo objetivo de canjearlos por votos, sino que necesita tener acceso a una mejor educación, sistema de salud y por supuesto trabajo. Hay un proverbio que dice: “Regala un pescado a un hombre y le darás alimento para un día, enséñale a pescar y lo alimentarás para el resto de su vida” y a ese proverbio me gustaría agregarle lo siguiente: “No le des al hombre un pescado, porque se acostumbrará a depender de otros para alimentarse, al contrario llévalo cerca del río para que él mismo pueda buscar su propia ingesta sin necesidad de nadie”. El mejor Sistema de Gobierno no es el que regala más sino el que estimula y ayuda a desarrollar más fuentes de trabajo.

El Gobierno debería asegurarse que las mismas abunden porque de esa manera el peso sobre el Estado estará más alivianado, se fortalecerá la economía y se garantizará una real soberanía económica de cada ciudadano. El pueblo no dependerá de líderes que ofrezcan “el oro y el moro” ni de falsos mesías; tan solo a partir de ese momento comenzarán a votar por ideologías y propuestas, lo que obviamente no les interesará a los populistas de turno.

Por eso es que a quienes tienen esa forma de conquistar el poder, no les interesa educar, porque saben que una población con mejor educación no los buscará como opción; dejará de existir el famoso “ voto duro”. Por desgracia vivimos tiempos donde ese sistema populista impera y tan solo nos genera pobreza, desempleo y desesperanza.

Los enemigos más grandes que tenemos los ecuatorianos no son ni los pobres ni los ricos, sino los políticos que buscan sacar provecho de las demandas insatisfechas, abusan del dolor de la población y explotan las carencias de la misma para encantar con demagógicos discursos y llegar al poder. Si de verdad les importara mejorar la vida de sus compatriotas se aseguraran de que sus propuestas no incluyan más impuestos para las empresas (futuros puestos de trabajo) ni tanta burocracia. No nos dejemos engañar ni votemos por la política del odio y de las luchas sociales, pues eso solo trae tristeza, división y pobreza.